En su proceso de fabricación, el escudo se confecciona por separado, soldándolo luego al resto de la monterilla o pomo, modo con el que se obtiene una mejor definición y realce.
El Modelo 1910 reemplaza al Sable de Oficiales modelo 1898 y su empuñadura tiene reminiscencias del famoso sable ingles para Caballería Ligera de 1976, conocido también como “a la Blucher” o el modelo Alemán 1811, o “latón” para nosotros.
Exhibe el escudo nacional, envuelto por laureles unidos por una cinta en forma de moño cuyos extremos se extienden hacia la virola.
Escudo Nacional Argentino:
En cuanto a su simbolismo, se considera que los antebrazos humanos que estrechan su diestra en el cuartel inferior, representan la unión de los pueblos de las Provincias Unidas del Río de la Plata. El gorro de gules -comúnmente denominado frigio- es un antiguo símbolo de libertad y la pica (lanza corta) evidencia el propósito de sostenerla, de ser necesario, con las armas. El sol , en su posición de naciente anuncia al mundo la aparición de una nueva Nación. Los laureles son símbolo heráldico de victoria y triunfo, y evidencian las glorias ya adquiridas en Suipacha y en Tucumán. En cuanto a la cinta en forma de moño con el color azur, plata (blanco) y azur, similares a los de los dos cuarteles de la elipse, es alusiva a la nacionalidad argentina.
Decoración de la hoja del Sable de Oficial Modelo 1910
Atenea: En la mitología griega, Atenea o Atena (en ático Ἀθηνᾶ Athênã o en jónico Ἀθήνη Athếnê; endórico Ἀσάνα Asána) es la diosa de la sabiduría, la estrategia y la guerra justa.
Atenea promocionaba la prosperidad interna del estado, al fomentar la agricultura y la industria y al mantener la ley y el orden en todas las transacciones públicas, y de la misma forma también lo protegía de los enemigos extranjeros, y así asumía el carácter de una deidad de la guerra, aunque en un sentido muy diferente al de Ares, Eris o Enio.
Según Homero ni siquiera llevaba armas, sino que las tomaba prestadas de Zeus, guardaba a los hombres de la masacre cuando la prudencia lo requería, y repelía el salvaje amor por la guerra de Ares, conquistándolo.
Atenea no ama la guerra por sí misma, sino solo por las ventajas que ganaba el estado al emprenderla, y por tanto sólo apoya aquellas empresas bélicas que se iniciaban con prudencia y que probablemente arrojaran resultados favorables. En época de guerra, las ciudades, fortalezas y puertos quedan bajo su especial protección.
Como diosa prudente de la guerra también era la protectora de todos los héroes que se distinguieron por su prudencia y buenos consejos, así como por su fuerza y valor, como Heracles, Perseo, Belerofonte, Aquiles, Jasón, Diomedes y Odiseo.
Como diosa de la guerra y protectora de los héroes, Atenea suele aparecer con armadura, con la égida y una vara dorada, con la que otorga a su favoritos juventud y majestad.
Los mitos griegos clásicos cuentan que Atenea guió a Perseo en su cruzada para decapitar a Medusa. Enseñó a Heracles cómo despellejar al león de Nemea usando las propias garras del león para cortar su gruesa piel.
También le ayudó a derrotar a los pájaros del Estínfalo y a navegar en el inframundo capturando a Cerbero. También fue quien ayudó a Hércules a matar a la hidra de Lerna
Año 1910 al 1935
En la cara derecha se encuentra “La República”, enmarcada entre laureles.
La República es guerrera y protectora, combate para defender sus valores, entre los cuales la Libertad ocupa el primer lugar.
En la cara izquierda, enmarcada entre laureles se encuentra grabada la leyenda “Sean eternos los laureles”, en letra gótica.
Año 1935 en adelante
En la cara derecha, los laureles fueron reemplazados, por rameados ornamentales abstractos, enmarcando a la República y agregándose una granada flamígera, emblema de Arsenales del Ejército Argentino, en la parte superior y el Escudo Nacional en la parte inferior.
Año 1941
Con el egreso de la Promoción 68, de Subtenientes del Colegio Militar de la Nación, las hojas fueron grabadas, en el extremo inferior de la cara izquierda, con el nombre del Subteniente, fecha y la firma del Presidente de la Nación.
Tradición que se conserva hasta la fecha.